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domingo, 23 de octubre de 2016

Aleijandinho, del Barroco a la eternidad.


Belén Mariño
@blntab
Artistas con (Dis) Capacidad

Antonio Francisco Lisboa, conocido como "el Aleijadinho" ("El Lisiadito") es considerado el mayor representante del estilo barroco en Minas Gerais (barroco minero) y de las artes plásticas en Brasil, no sólo en su época, sino también durante el período colonial.

Fue escultor, imaginero y arquitecto.

Hijo natural del arquitecto portugués Francisco Lisboa y de una esclava negra, es considerado una de las personalidades más representativas del estilo rococó brasileño. Cuando era ya un hombre maduro y plenamente dedicado a su profesión de escultor y arquitecto, contrajo una enfermedad deformante (de ahí el apodo de Aleijadinho, el lisiadito, con el que se le motejó y por el que se le conoció) que no le impidió continuar dedicándose a su actividad artística. Sus obras más destacadas son la fachada de la iglesia de San Francisco en Ouro Preto, su ciudad natal, y las esculturas, el púlpito y los altares del mismo templo, así como el conjunto escultórico que representa a doce profetas realizado para el santuario del Buen Jesús de Motozinhos.

Iglesia de Bom Jesús de Motosinhos, Congonhas do Campo


Si nos vamos a Congonhas do Campo y nos ubicamos frente a la iglesia de Bom Jesús de Matozinhos, veremos las doce estatuas esculpidas en piedra jabón azulado, casi de tamaño natural adornando la escalera del atrio, la que se abre en dos brazos laterales hasta la entrada de la Iglesia. Son doce profetas, doce personajes esencialmente mineiros y en uno de los lados del parapeto está Joel.


Joel, el segundo de los profetas menores, ocupa su lugar en el parapeto de la entrada, adornando la parte lateral del atrio de la Iglesia Bom Jesús de Motosinhos. La fisonomía de la escultura, así como la de Jeremías, Ezequiel e Isaías, son de personajes viriles, de barba y bigotes enrollados a la moda bizantina. El ropaje tiene un cuello alto y el manto que cae bajo la cintura marca un enérgico movimiento. Joel trae en la cabeza el mismo modelo de turbante con alas retorcidas, utilizado en Jeremías. La escultura prácticamente no revela imperfecciones anatómicas. Es una de las mas vigorosas de todo el conjunto en su fuerza de expresión revela una gran dedicación del Aleijadinho en su ejecución. Joel profetiza la amenaza para los humanos del fin del mundo:

"Explico a Judea el mal que ha de causar a la tierra una langosta, que se comerá las pasturas" 

O Aleijadinho ha sido considerado por algunos estudiosos como el máximo escultor barroco de la América colonial. Sus tallas en madera y esteatita son de una gran expresividad y patetismo, quizás como reflejo de sus propias dolencias. Los cuerpos están enflaquecidos y dejan ver los rastros de los tendones y huesos, pero están llenos de gran vigor; sus rostros están muchas veces contorsionados y tanto las manos como los pies son de gran tamaño y desproporción.

Pintura considerada retrato de Aleijandinho, en Belo Horizonte
La primera biografia sobre Aleijadinho, fue escrita en 1858 por Rodrigo José Ferreira Bretas, tras muchas investigaciones sobre el maestro. Algunas de ellas están desactualizadas en relación a nuevos estudios, como la fecha de nacimiento, pero el relato es muy interesante para entender la vida de Aleijadinho. El libro se baso en una entrevista que el autor tuvo con Joana, la nuera de Aleijadinho, que lo acogió en sus dos últimos años de vida, ya bastante avanzada su enfermedad.


Deformidades físicas:

El proceso degenerativo causado por la lepra y el desarrollo de la porfiria (una enfermedad que promueve la intolerancia a la luz) establece un hito en estatuas creadas por este escultor. Antes de enfermarse, la obra de Aleijadinho se definió por la presencia de luz y claras huellas. Para la medida en que sus limitaciones físicas empeoraron, las obras fueron tomadas por un sentimiento expresionista y gótica. 

A la edad de 47, cuando la lepra había consumido la mayor parte de los dedos, Aleijadinho continuó produciendo sus esculturas, y para ello le ataban los instrumentos a sus manos. Los 12 profetas tallados la ciudad de Congonhas y representan el abandono de las formas leves y la fuerte presencia de varias deformidades físicas en el cuerpo de sus estatuas.



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