ANA GALINDO. 

@AnaGalindo_

¿Qué es una persona creativa? ¿Qué hace que consideremos que algunas personas tienen un talento especial, que son brillantes, creativos, en algún campo? 

En su obra “Desarrollo del pensamiento creativo”, Lucía Velasco Tapia identifica una serie de rasgos comunes de las personalidades creativas, no sólo habilidades, sino actitudes intelectuales y afectivas (intuición, imaginación, curiosidad, pasión, audacia, …) y también volitivas: tenacidad, constancia, esfuerzo y tolerancia a la frustración.

Con frecuencia tendemos a pensar que una persona creativa es alguien dotada de un talento innato que funciona a base de chispazos, de golpes de genio. Nada más lejos de la realidad. Ya decía Picasso que “la inspiración existe, pero es mejor que te encuentre trabajando.” 

Una persona creativa se caracteriza por su extraordinaria dedicación al desarrollo de su talento, lo que le permite “crear” obras, cosas, ideas originales de valor extraordinario que identificamos con la creatividad.

"Para ser creativo hay que estar dispuesto a equivocarse y tolerar la frustración"

¿El Talento nace o se hace?

Seguramente te has hecho alguna de las siguientes preguntas al sentir el deseo de crear, dibujar, investigar, pintar, inventar, esculpir, escribir,...

"La idea es estimular el pensamiento creativo e inventivo entre los más pequeños y acompañar de esa forma a la próxima generación de emprendedores"

• ¿Tengo talento para el arte?
• ¿Puedo desarrollar el talento?
• ¿Podría inventar un producto que fuese útil a los demás?
• ¿Puedo llegar a crear verdaderas obras de arte o experimentos de éxito?
• ¿Un artista nace con talento o lo desarrolla con el tiempo?
• ¿Lo que mi imaginación me dicta, podría llevarlo a cabo, o solo son fantasías?

Pero... ¿vivimos en un tiempo donde la equidad ha tomado relevancia sobre la búsqueda de la excelencia, al menos en la educación pública? Con la excepción de historias ocasionales, los prodigios intelectuales son abandonados para valerse por sí mismos.

• Un punto de partida importante es que tengas la vocación o predisposición hacia el arte o la investigación. La verdadera vocación es aquella que te impulsa a dedicar parte de tu tiempo a hacer algo aunque no recibas ningún reconocimiento a cambio, sino por sentir dentro de ti mismo cierta realización personal.
• Para que esa predisposición pueda germinar y mantenerse con vida, necesitarás  PRÁCTICA que no debe faltar. Es el agua que riega el árbol.
• Poco a poco la semilla irá creciendo, se afianzará en la tierra de manera firme con unas enormes y profundas raíces hechas de PERSEVERANCIA, indispensable para seguir adelante y no rendirte en los momentos en que pienses que no te salen las cosas, que no tienes tiempo, que esto no es para ti. Debes saber que en cada ejercicio, en cada obra se descubren nuevos secretos. Es el nutriente del suelo.

• CONOCIMIENTOS TÉCNICOS (estudio de las teorías, técnicas, bases, principios, ...).
• CRÍTICA CONSTRUCTIVA, tanto propia como proveniente de otras personas, tutores, especialistas, y/o artistas.

Las raíces, entonces, crecerán vigorosas y generarán un fortalecido tronco que se hará grande porque se traza OBJETIVOS claros, cada vez superiores. Sin estos objetivos la planta se quedaría siempre a ras de la tierra y no podría llegar a donde tanto anhela.


Si cuidamos los elementos y los nutrientes, la semilla se convertirá en un gran árbol frondoso, con tres ramas principales, que deberá seguir expandiéndose cada día más a través de mucha práctica, esfuerzo y dedicación. Estas tres ramas son la OBSERVACIÓN, la CURIOSIDAD y la INSPIRACIÓN.

1. Observación

La persona creativa o artista no tiene manos prodigiosas, o solo los más más sofisticados equipos tecnológicos;  más que ello tiene una capacidad extraordinaria de ver y observar, y busca la forma de llevar a cabo lo que su observación, tamizada por su imaginación, le sugiere.

Por ejemplo, el artista ve formas, líneas, manchas de luz o sombra, relaciones entre las diferentes partes de algo, ubicación en el espacio, colores con diferentes saturaciones, matices y valores, etc. Observa con atención los rostros de las personas cuando hables con ellas, aprecia las líneas que conforman sus facciones y su grado de inclinación, descubre por qué se generan determinadas sombras como resultado de la anatomía particular de ese sujeto, establece relaciones entre la ubicación de cada parte.

Al estar frente a un paisaje, analiza los diferentes colores según la distancia de los objetos, ¿ves de igual color las montañas lejanas que las cercanas?, ¿ves tantos detalles en los árboles lejanos como en los cercanos?, ¿dónde se ubica el sol y cómo se proyectan las sombras?

Cuando estés en tu casa, y veas una mesa, analiza ¿en qué forma estoy viendo la tabla que la conforma?, ¿sé que es una tabla cuadrada, pero la veo cuadrada? ¿todas las patas miden igual, pero las veo igual?

Hay que aprender a ver con los ojos y no con los recuerdos del cerebro.

2. Curiosidad

Definitivamente los artistas y científicos más curiosos son los que han sobresalido del resto. Ellos se atrevieron a experimentar cosas diferentes, nuevas formas de pintar, nuevos matices, nuevos materiales, nuevos temas, nuevos estilos. El miedo a probar algo limita muchas veces el éxito de una mente creativa.  Si bien algunas reglas básicas que se deben aplicar, hay otras reglas con las que podemos jugar y preguntarnos ¿Qué pasaría si hago esto o aquello?

Puedes hacer muchos experimentos utilizando soportes baratos  y seguros para que el miedo a que la economía  no limite el entusiasmo.

Pero ten siempre claro que no todos nuestros experimentos y juegos los llamaremos “Arte” o "Invento", como han pretendido hacer, por ejemplo, algunos “pintores abstractos”: el Arte Abstracto tiene todo un aprendizaje y desarrollo y no se ha de confundir con rayas, manchas y pintura arrojada al azar.

La curiosidad también implicará que investigues sobre el trabajo de otros científicos o artistas, que visites exposiciones de arte y museos, que analices vídeos de buenos pintores, buenos libros, etc., y que se despierte en ti el anhelo de querer entender cómo se hicieron o cómo funcionan las obras que más nos atraen.

3. Inspiración

Aunque la inspiración por sí misma no se puede obligar a surgir, sí podemos propiciar ambientes, estados y situaciones que favorezcan su expresión. Por ejemplo, escuchar música que nos guste y en especial música clásica (activa zonas superiores muy profundas en nuestro interior), ir a un lugar que nos llene de tranquilidad, realizar actividades que nos agraden, ver imágenes hermosas, ver obras artísticas , e incluso meditar dejando a un lado el bullicio de la mente para que en el silencio pueda surgir la sorprendente y tan aclamada musa inspiradora. Con esta facultad vendrá la imaginación y con ella la creatividad.


Ya con estas tres ramas frondosas y bien desarrolladas nace el tan preciado fruto del TALENTO,

Para educar el talento y la creatividad no sólo hay que pretender desarrollar en los niños el pensamiento científico o el artístico, sino que también buscaremos desarrollar habilidades de experimentación, de expresión y comunicación, así como valores ciudadanos mediados por la confrontación de ideas. Todo esto teniendo como marco de discusión la ciencia y el arte, patrimonio de la humanidad.